Canciones de una pirata ~ Marina


Delante de nosotras, un maravilloso espectáculo se abría ante nuestras cabezas,
Seres de grandes proporciones, mitológicos, de todos tipos y de lugares distintos.
Bosques interminables, cascadas infinitas y una magia que rodeaba el lugar que nos hacía conscientes, que daba la sensación de cuento de hadas.
Antes de nada, me gustaría recalcar mi posición, soy capitana del barco que ha llegado a estos lares, y sí, soy mujer, aunque sé que en estos momentos estará sorprendida también. Sé que mi tripulación de valientes zagalas y yo hemos llegado donde ningún pirata hombre ha llegado jamás. Me dará el placer también de contarle mis andanzas y decirle que hacemos aquí, que hemos venido a buscar y que nos atañe.
Como me dijo en su anterior carta, le daremos las suficientes pistas para reafirmarle nuestra situación, sin que tenga más duda.
Como mujer, antes de ser la capitana de este barco, he sido pretendida. Mi padre, de cuyo nombre prefiero prescindir, me buscaba incansablemente un marido con el que compartir el negocio familiar y salvar su descendencia con el deseo de un nieto, siempre y cuando fuese varón. Creo que usted como mujer puede tener una idea de ello.
Yo, como mujer de alta cuna, he tenido acceso a una educación y siendo honesta y no presumida, bastante buena. Libros han pasado entre mis manos, dándome a conocer un mundo del que más tarde y en estos momentos ha supuesto parte de mi vida. La mar. La libertad, yo siendo dueña de mi misma sin depender de nadie más. Mujeres guerreras que no han permanecido del todo en el anonimato, Mary Read, Anne Bonny o Charlotte de Berry.
Para explicarle como he llegado hasta aquí, debo contarle todo.
Así que empezaré por el principio, pero esto es otra historia.

......
-¡Blanca, tu padre te llama!-gritó una voz desde la planta baja. Rodando los ojos y con un resoplido, empecé a salir del cuarto y agarrarme las largas faldas por peligro a caer por las escalera, dichosos faldones.
Desde pequeña, mi feminidad estaba bastante cuestionada, me encantaba hablar con los trabajadores de mi padre,y no con otras chicas de sociedad. Además no soy del todo una tímida señorita, pues he tenido bastantes situaciones íntimas con muchos hombres, de las cuales no me avergüenzo.
Además, tengo un carácter bastante fuerte.
-Blanca, ven querida -cogiéndome del brazo mi padre me hace acompañarlo hasta la entrada principal donde se encontraba el inquilino.
-Señor Lawrence, esta es mi hija, Blanca. Blanca, este es el señor Lawrence.
De verle enseguida tuve que contenerme de reír. Ante mí metro y medio de hombre, con un bigote partido a la mitad que giraba en espirales, cabezón y poco pelo en la cabeza pero mucho en los brazos.
El hombre se quedó estático al verme así y sin hacer ningún comentario al respecto, supongo que por educación ante mi padre.
Pero este decide intervenir.
-Blanca, ¿podemos hablar un momento?-volviendo a cogerme del brazo, me lleva hasta su sala, donde acaba por cerrar la puerta y veo como su cara cambia de color, como si fuese a explotar en cualquier momento.
-¿Se puede saber que forma es esa de recibir a nuestro invitado?-me mira esperando mi respuesta con los brazos en la cintura.
-Y tú ¿no podías conseguir otra forma de motivarme al matrimonio?Yo que sé, un partido más atractivo.
-¿Y eso hubiera hecho aceptar su propuesta?
-No.
-¿Es que no vas a cambiar Blanca? Yo no sé que más hacer,cinco,cinco propuestas que has rechazado este mes, aun cuando todo el mundo te considera una excéntrica. ¿Qué quieres que haga?
-Sólo quiero que me dejes en paz, déjame tomar mis propias decisiones.
Con grandes resoplidos y una pataleta digna de una adulta de la cual, la verdad, me avergüenzo un poco, llevo a nuestro inquilino algo asustado por mí hacia la salida y más tarde, salgo de la sala hasta mi habitación.
Iba a acabar con esta situación como mejor sé.
Escapando.
...
El olor a pescado del puerto, la suciedad que llenaba todo todo el lugar, y ratas correteando en él como Pedro por su casa.
Mirando entre los barcos disponibles, veo a dos hombres, uno con la camisa desgastada y pantalones bastante caídos y otro directamente sin camiseta pero con los mismos pantalones, holgados y deshilachados.
-No podemos dejar así la mercancía ¿como lo hacemos?-le dice uno al otro.
-Será lo que harás tú, no me metas en tus desastres.
-Pero, ¿cómo se lo digo al capitán?. Es capaz de hacerme pasar por la quilla.
-Pues ¿qué quieres, que se entere en cuanto lleguemos y que no pare hasta encontrar al culpable? Podríamos ir cualquiera a dar con los huesos al mar.
-Pero es que si se lo digo...-al final decido por intervenir.
-Hola-ambos se giraron al escucharme y de refilón, acabaron por mirarme de arriba a abajo, mientras cansada y resoplando suelto un fuerte carraspeo que hace que ellos vuelvan a mirar al frente.
-Querría hablar con vosotros.
-A sus ordenes zagala. Si lo que necesita es un buen hombre-dice mientras alza el mentón y poniendo su puño en su pecho-Aquí tiene a uno listo y preparado
Escucho una risa bastante alta de al lado.
-¿En serio lo dices, tú un hombre? Lo que eres es un cobarde
-¿Cobarde yo?
-Ni siquiera eres capaz de decirle al capitán lo de las botellas de vino de la mercancía.
-Ejeem, ¿podéis parar de discutir y escucharme sobre un minuto?-ambos giran la cara hacia mí-Quiero saber adónde lleva el barco.
-EEEE no no, para el carro bonita, este barco es uno pirata, la mercancía es simple tapadera. Las mujeres no podéis entrar, sin ofender.
Cabreada les miro.
-¿Entonces sois piratas? Nunca lo diría.
Ambos se miraron durante un momento.
-Tttt..tú no irás a decir nada de esto ¿no?-ambos se pusieron a mirarme con el rostro algo asustado-nadie debe saber que somos piratas.
Y ahí una pequeña bombilla se me encendió.
-¿Con que no eehh?-les miré suspicaz-¿Y si hacemos un trato?, yo no diré ni una palabra sobre los que sois, pero- y les señalo con el dedo- pero vosotros me ayudaréis.
Quiero escapar de este lugar, y vuestro barco me parece una buena forma de
huir.-dando media vuelta, suelto un pequeño silencio añadiendo énfasis-y como soy buena persona y para que no cante mucho, yo me haré pasar por hombre, vosotros me ayudaréis e intentaréis pasarme desapercibida por completo, y si por algún casual se descubre algo, me ayudaréis a escapar -alzo la mano hacia ellos-¿trato?
Ambos mirando mi mano con desconfianza, pero acaban sellando el trato.
-Por lo menos tienes poco pecho -dicen mirando mi torso, y yo los miro mal-puedes ponerte estos- me lanzan una camisa ancha junto con unos pantalones del mismo talle-y para el pelo será mejor que utilices esto-y me pasan un navaja- Es lo que necesitas para ser zagal pero para hacerte caballero de fortuna, como nosotros-dice señalándose orgulloso-lo único que te hace falta es valentía. ¿La tienes?-dice mirándome con desafío.
....
-Capitán, le presentamos a Danniel - me empujan hacia delante-es también bucanero y le gustaría formar parte de nuestro barco.
Al mirar al capitán, veo a un hombre más joven de lo que realmente imaginaba que suelen los de su rango , pelo más largo de lo normal de un rubio sucio, constitución fuerte, y un rasgo que hace que mis ojos irremediablemente se dirijan hacia ese lugar.
La manga de la camisa, terminando donde empieza un muñón de metal de forma apuntada, como si fuese un ancla. Un garfio.
-Con que Danniel,¿ehhh?¿Así que has sido pirata?
-Sí, señor.
-Entonces ¿por qué tus manos no tiene rasguño o callo alguno?- vi su mirada inquisitiva en mis manos.
-Pu..ppu..pues porque mi padre era el que se encargaba de la artillería pesada,
¡sí!, y yo era el encargado de supervisar, además, se cocinar.
-¡Pues genial!-dice rodeándome con sus brazos.-Por fin tendremos una comida
en condiciones, puedes ponerte cómodo entre las cocinas-miró a los otros piratas- vosotros, llevadlo hasta allí, esta noche tendremos comida fresca.-dijo entre sonrisas.
...
Mientras cocía las patatas, escuché risas y gruñidos que venían del camarote principal. Al principio tenía miedo de tanto hombre fuera de la mano de la ley junto pero al acordarme de que yo soy como uno de ellos, pude respirar tranquila.
Al volver junto a los demás corsarios, vi como todos dirigían sus miradas hacia mí, con curiosidad algunos, otros con hambre de ver lo que llevaba entre manos.
-Por las barbas de Neptuno, esto tiene una pinta deliciosa. Chicos-dice cogiéndome de los hombros en medio de todos- este es Jimmy, será uno de los nuestros, trabajará como nuestro cocinero.
Vitoreándome todos, de seguida que termina el capitán, se sientan preparados para engullir lo que en el plato había.
Los dos piratas que me ayudaron seguían mirándome algo más tranquilos porque la trola hubiese colado.
-Pero te ves un tanto enclenque ¿no?- dijo tocando mis bíceps- si quieres ser pirata tienes que aprender a dar buenos golpes-dice riendo uno de ellos junto a sus amigos.
-¿Un golpe cómo este?-y de un rodillazo acabo por doblarle en el suelo con sus dos manos protegiendo sus partes masculinas ante el dolor que en ellas experimenta.
Toda la sala permanece en silencio durante lo que parece siglos, pero termina con una estruendosa risa que suelta el capitán.
-Ayy Danniel-dice quitando las lágrimas de sus ojos-creo que tu llegada traerá aire fresco.
Y así fue. Esas semanas fueron las mejores de mi vida, entre compañerismo y fraternidad íbamos desembarcando y atracando barcos, aunque pueda parecer ilegal y no ético, pero para nosotros era el principio de algo grande, nuestra propia libertad, nuestro barco, nuestro tesoro.
...
-Danniel, chico, tienes que inaugurarte como Dios manda, ¿ves a esa zagalita de allí?-Me señala a una rubia que no nos quita los ojos de encima-No para de
mirarnos, sobre todo a ti, al parecer le van los enclenques-Y se ríe mientras me da unas palmadas en la espalda.
-No...no lo veo. Será a vosotros, seguramente.-dije apartando la mirada nerviosa.
-Ve y acércate macho. Venga.-y de un empujón me tira a la mesa más cercana con la que acabo tropezando.
Por suerte ni me mira, al parecer no era en mí en quien se estaba fijando.
-Oooo tío, no recobras la compostura ni delante de una mujer-escucho una voz a mi espalda.
Veo como están todos riéndose mirando mi fracasado intento(No intentado) de ligar. En ese momento toda esa fraternidad parecía lejana y volvía a encontrarme esos dichosos prejuicios, pero en cambio, como hombre. No todos los hombres son los más machos ni los más diestros. Los hombres también necesitan ser también salvados, y sentirse inútiles de vez en cuando.
En cuanto llegué a mi mesa, unos susurros acudían a mí.
-No es cierto, sabes lo suficiente, eso no existe.
-Unos dicen que sí. Vieron como unos hombres desaparecían entre la niebla.
No hay otra explicación
-O puede que se los haya comido una ballena.
-No, pero ellos lo aseguran.
-Imagínate que lo encontramos. Nuestros problemas se acabarían, el dinero, las mujeres,... todo.
-Dicen que las sirenas dan mucha guerra- dijo el pirata entre gestos obscenos.
Ahí es donde intervengo yo.
-¿De qué habláis?
Se miraron entre ellos mientras parecía que la taberna se silenciaba. Unos pararon de beber, otros de hablar, pero todos dirigían su mirada hacia mí.
-¿¿En serio no lo sabes??
-No, ¿qué debería saber?
-Como bien pirata uno debe ser conocedor de una buena historia, y esta es la mejor de todas. -parecía que la taberna se oscurecía, a la luz de las velas que iluminaban de forma intermitente con el silencio que reinaba-Se dice que hay unas tierras lejanas, donde el horizonte se esconde, en las que un buen pirata puede encontrar la mayor cantidad de tesoros que se pueda imaginar, mujeres a montones, comida de otro mundo, y animales inexistentes-mirándome fijamente continúa-también dice la leyenda que existen unos seres capaces de conceder el deseo que quieras. Pero que quien entra en esas tierras- con un silencio, se vuelve a interrumpir- puede no salir.
Esa misma noche, en mi camarote no paraba de darle vueltas a todo lo que esa noche había vivido. Aprender mi realidad que tendría que vivir como hombre, y lo que había descubierto sobre aquellas tierras.
Sin poder conciliar el sueño y un calor de los mil demonios, tuve que levantarme de la cama y salir a la cubierta, hipnotizada mirando el balanceo del mar junto al sonido del impacto del barco contra las olas, ni me di cuenta de que había alguien junto a mí en ese momento, mirando y observando las maravillas del mar.
-Mi padre iba en una de esas embarcaciones- dijo sin mirarme en ningún momento- él era un pirata valiente y yo le adoraba, quería ser como él. Nos separamos hará un par de años, él siguió su camino, y yo el mío.-después de un silencio vuelve a retomar la conversación-hará unos cuantos meses me enteré que tuvo un accidente. Una tormenta decían, pero yo sé que fue allí. Él quería ir, y yo iré a buscarle-y tras decir eso se fue.
Al día siguiente tanto él como yo hicimos como si lo de la anterior noche no hubiese pasado. Durante las siguientes semanas, entre barcos dados al traste, leyendas de tesoros, embarcaciones desafortunadas y cañonazos “accidentados” vivimos como unos auténticos piratas. Cruzando mar a mar, océano a océano.
Me sentía junto a ellos como una familia, que pertenecía a algo sin tener que necesariamente atarme a cualquier matrimonio. Era libre, tal y como quería ser, dueña de mi propia vida y me sentía como una verdadera heroína quitando los asuntillos ilegales y poco éticos. También entre nosotros estaba el asunto de las tierras que me hablaron cuando estábamos en la taberna hará unas semanas, todos pensaban en las garantías que eso traería, dinero, mucho dinero, una vida libre de preocupaciones, la vida que todo pirata busca pero nunca satisface.
Todos pensábamos en ello, de eso estaba totalmente segura, pero no siempre lo que uno desea resulta ser perfecto, pues nuestra medicina podría ser a la vez nuestra maldición. Pero ahora sabía que el capitán no lo dejaría pasar.
-¡Capitán! He visto algo, creo que se trata de un barco encallado.-grita desde arriba el pirata.
-Arriad las velas y echad el ancla, vamos a investigar que puede haber ahí.-nos dice el capitán
Vimos como el barco encallado se encontraba en perfectas condiciones, incluso al entrar al camarote principal, la comida se hallaba intacta como si se hubiesen ausentado unos segundos para luego volver. Algo desconcertados nos dirigimos a la cubierta para seguir buscando cuando escuchamos un grito, este seguido del sonido de un chapoteo para luego haber silencio.Corriendo fuimos a donde el ruido se encontraba para ver el agua teñida de sangre, piratas en el agua junto preciosas chicas que los zambullían al fondo del mar dejando un rastro carmesí.
El capitán, nervioso, empezó dando ordenes a los piratas que escondidos estaban, para volver a nuestro barco y poder alejarnos de todo esto.
Más sonidos en el agua, más gritos. Perdiendo los nervios, no pude moverme durante unos segundos incapaz de reaccionar.
-¿Así que ellos no lo saben?-dice una de ellas provocándome un sobresalto.
Sigo escuchando los gritos de fondo en mis oídos, pero parecían lejanos, distantes. Solo escuchaba la voz de la mujer.
-¿Cuanto tardarán en descubrirlo?--dice en un sonrisa-¿Qué seas la única en no ser atrapada?
-No sabrán, no soy la única que no ha sido...
-Pues él sí lo sabe-dice mirando a un punto donde un hombre escondido que, con el rostro pálido, escuchaba nuestra conversación y miraba a la sirena como si de un fantasma se tratase.
-Si quieres me lo puedo cargar-dice sonriendo-así no te supondrá ninguna molestia.
-No, no, no hace falta.-digo rápidamente.
-No deberíais continuar. Lo digo en serio.-dice mirándome para luego zambullirse en el agua.
-Así que nos has estado mintiendo, todo este tiempo, ¿y para qué?
-Necesitaba escapar.
-¿A nuestra costa?
-No dejabais la entrada de mujeres en el barco,y yo tenía que ir.
-Si no dejamos entrar mujeres es por algo. Una niñata inconsciente, señor ¿qué he hecho para merecer esto?-cerrando los ojos por un momento volvió a dirigir su mirada hacia mí-no volverás a entrar en este barco.
-¿Cómo?
-Te quedarás en ese a no ser que quieras pasar por la plancha.
-Pe...
-Nada de peros. Moviendo el barco, chicos. Nos vamos.
Después de su marcha, vi como un loro de la nada se acercaba a mi hombro.
-¿Y tú quien eres?-digo al loro acariciándolo, detrás de él, veo a un grupo de mujeres en barco acercándose a mí.
-Vamos a llevarte a Nunca Jamás.

...
Retorciendo su garfio, el capitán no podía apartar de su mente el último episodio del que había sido partícipe. Había traicionado a un compañero, aún siendo mujer, había sido un pirata que le había sido fiel y que no los había traicionado del todo, al fin y al cabo, un pirata no miente a los suyos.

...
-Así que,¿ donde decías que estaba?-le pregunté a la capitana
-Segunda estrella a la derecha al amanecer.
-Y ¿cómo...?
-¡Danniel!-giró la cara hacia la voz cuando veo a mi anterior tripulación apareceral lado nuestro.-¡Danniel!
-Ya sé como se va a Nunca Jamás- grito hacia el capitán sonriendo.

....
Navegando pudimos divisar en un momento como las aguas cambiaron, de un color oscuro como todo lo que habíamos estado recorriendo todo el tiempo a uno más claro,uno más irreal.
-¿Esto es...?
-Si, ¿ves? Segunda estrella al amanecer a la derecha.
Y me di cuenta de que nos encontrábamos al amanecer, justo debajo de esa segunda estrella a la derecha. Así que simplemente era eso, estar en el lugar correcto y en el momento correcto.
Todos los piratas en ese momento se quedaron sin poder decir palabra alguna, nadie sabía muy bien que comentar pues aunque lo hubiésemos ansiado durante todo este tiempo, se trataba al fin y al cabo de un simple sueño de pirata.
En la claridad del agua, vemos animales de todo tipo,peces de río y de mar, cohabitaban.
El capitán se limitaba a cerrar y a abrir la boca todo el rato, sin saber que decir, que comentario hacer.
-Así que esto es todo chicos, tenemos que separarnos-dice la capitana del barco pirata.
-¿Cómo que tenemos que separarnos?
-Los hombres no podéis entrar aquí, solo niños y mujeres.
-¿Cómo?
-Nunca Jamás es un mundo en el que se puede vivir otra forma de vida, es un mundo alternativo alejado de la realidad-mira a los piratas-una realidad que vosotros solo habéis controlado.
-¿Cómo creéis que sólo sabemos nosotras como entrar?-dijo ella mirando al capitán.
Dando la conversación por terminada no vio como el capitán, sin dar su brazo a torcer.
-Yo voy a ir. Me da igual, mis hombres pueden quedarse aquí, pero yo no.
-Tú y los tuyos se quedarán aquí, no sabes lo que les hacen en esta isla a las personas como tú, las desapariciones,...
-Tengo que ver a mi padre, está ahí, y voy a buscarlo.
-Pues allá tú, no quiero saber nada sobre el tema.
El capitán se vuelve de nuevo a reunir con sus hombres hablando entre susurros.
Finalmente y a regañadientes, la capitana acaba por dejar pasar en su barco al capitán.
Pasando de las aguas y divisando tierra se iluminó ante nosotras un maravilloso espectáculo se abría ante nuestras cabezas. Seres de grandes proporciones, mitológicos, de todos tipos y de lugares distintos. Bosques interminables, cascadas infinitas y una magia que rodeaba el lugar que nos hacía conscientes, que daba la sensación de cuento de hadas.
-Bienvenidas a Nunca Jamás. Ahora estás en nuestro mundo, no te negarás a nada de lo que hagamos ni irás por tu cuenta a ningún sitio. Esto es muy diferente a donde vives-dijo la mujer mirando al capitán.
Al llegar a tierra bajamos del barco donde vimos unos ojillos escondidos entre los matorrales.
Con un chiflido por parte de la capitana, esos ojillos salieron, apareciendo niñas y niños, con pintas algo descuidadas tanto las ropas como el rostro sucio.
-Estos son los niños, los niños perdidos, vinieron en barcos que encallaron.
-Pero en las noticias no han hablado de niños naufragados.
-Porque eso fue hace 150 años.
Mirando sorprendidos, pedimos una explicación a la capitana.
-En Nunca Jamás no se envejece igual que vosotros-nos mira con el rostro
inmutable-el tiempo pasa mucho más lento.
-¿Me estás diciendo que mis hombres podrían haberse ido en este momento?
-Tu decidiste venir.
-Pero no sabía eso.
-¿No quieres saber donde está tu padre? Ahí está.
-¿Cómo que ahí está?
-¡Chipi! -y detrás de ella apareció un niño con rizos rubios y unos ojos claros,
Iguales que los del capitán.
Vi como este se ponía de rodillas viendo como el niño estaba escondido detrás de la capitana algo asustado de nosotros.
-Te dije que no querrías saberlo.
-No puede ser. Es imposible.
-Esto es Nunca Jamás-dijo con los brazos alzados-la naturaleza es distinta a la vuestra, nosotras-dice señalándose-nosotras llevamos siglos en estas tierras, llevamos desde que el cielo es cielo, la noche es noche. Nos encargamos de mantener estas tierras lejos de vosotros-dice mirando al capitán desviando más tarde su mirada hacia.-Avisamos lo que ocurriría, ya es demasiado tarde.
Giré mi cara hacia el capitán pero este ya no estaba, un niño con los mismos rizos y ojos azules me miraba con cara de confusión.
No pude evitar abrir los ojos sorprendida, mirando a la capitana que tenía una sonrisa vacilona.
-Se lo dije.
-¿Cómo?
-Le dije que el venir tiene sus consecuencias en personas como él.
-Pero...esto no tiene sentido, tú habías dicho que en Nunca Jamás el tiempo va lento, no que vaya hacia atrás.
-Pero no para gente como él, gente aferrada a sus recuerdos, una triste infancia o una crisis infantil-le mira con dulzura, mientras acariciaba su pelo- Nunca Jamás les concede esto, les concede ser lo que siempre han querido ser, niños.
El “mini capitán” se acerca a los otros niños que lo saludan e introducen en su círculo de amigos.
-Pero él no ha elegido esto-digo mirándola yo esta vez-esto lo ha cambiado, a él le gusta ser pirata, dirigir a sus compañeros. No sabemos si quiere esto.
-Él quería conocer a su padre. Ahora lo conocerá, tendrá mucho tiempo para ello.
Pero cuando veo al capitán, mayor que sus compañeros, veo como su cara no se desprende de su tinte de melancolía, como si no supiese que hacía allí y se entristeciese.
Sabía que eso no era vida, no era la libertad que todo pirata quería y que como sabía por la que él tanto había soñado.
No era vida no estar haciendo lo que él tanto amaba, estar con sus compañeros que tanto lo apoyaban.
No era justo para él y si nadie luchaba por él, yo sería quién lo haría.
-Voy a luchar, luchar por liberarlo, no es justo, eso sí que no es libertad.
-Ya quiero verte intentarlo-me dice con un brillo desafiante-puedes coger si quieres el barco incluso, nuestra misión, ya ha concluido.
Cogiendo el barco en el que ellas estaban, corro izando las velas preparando el barco para salir de Nunca Jamás.
Al llegar al mismo claro en el que empezamos vi como era de noche, mientras que nosotros permanecimos minutos allí.
-¡¡Chicos, chicos!! Tenemos que irnos, podéis venir tenemos que salvar al capitán.
-¿Cómo que tenemos que salvarle?
-Ya os iré explicando por el camino.
Siguiendo el camino que anteriormente habíamos tomado, vi con impotencia como todos habían desaparecido, la capitana, sus compañeras y los niños.

...
Así que con esto empiezo mi historia, como capitana de un barco de hombres, estuvimos días, semanas buscando una pista, algo para poder encontrarlo.
Hasta que un día, un niño rubio con ojos azules se dirigía hacia nosotros con una pose desafiante. Podía ver como su propia prisión lo estaba devorando por dentro, su rencor hacia los piratas, sus deseos de desaparecer e irse.
Quería creer que vivía de cuento cuando lo que hacía era hacer el cuento de la vida, cuerpo de niño en una mente de hombre.
Por eso quiero hablarle, señorita Darling, quiero que nos ayude, tanto a mis compañeros como a mí y sobre todo ayudar al capitán Peter. Necesita ser rescatado de la prisión que Nunca Jamás lo detiene, empieza a entrecruzar sus recuerdos con nosotros, somos su pesadilla y a nosotros nos esquiva, nos ataca junto con los demás habitantes de la isla. Necesitamos que cure a Peter. Que lo cure con dosis de realidad. Señorita Wendy Darling, necesitamos su ayuda.


Glosario
Dar al traste: naufragar.
Pasear por la plancha: castigo pirata.
Ir a dar con sus huesos al fondo del mar: morir
Hacerse caballero de fortuna: hacerse capitán
Bucanero: piratas de mares del caribe
Zagal:hombre
Zagala:mujer
Por las barbas de Neptuno: expresión pirata


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